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MALTRATOS

CUANDO LOS GOLPES SE JUSTIFICAN
Las mujeres pueden ser cómplices de su maltratador

En 2003 murieron en España 81 mujeres a manos de sus amantes, compañeros sentimentales o maridos. De todas ellas un 75% no había denunciado previamente ningún tipo de agresión. ¿Por qué? Walter Riso ha escrito un libro tratando de responder a este vacío. En principio, este silencio tiene distintas explicaciones: ausencia de información, falta de recursos, etc.

Sin embargo, el maltrato se da en todas las sociedades y entre todas las clases sociales y, en ocasiones, la maltratada cuenta con la información suficiente y los recursos económicos necesarios para denunciar la situación que padece o romper con ella. La pregunta es ¿por qué no lo hace? Walter Riso, psicólogo clínico y catedrático colombiano, ha escrito un libro en el que pretende responder a ese vacío. Es claro que la culpa del maltrato es siempre de quien lo practica pero ¿cómo puede inmunizarse la víctima de su agresor? En ‘¿Amar o depender?’ (Granica), Riso explica en qué consiste el “síndrome de dependencia afectiva” que, a su juicio, es la base sobre la que se construyen muchas relaciones malsanas y de maltrato.

El amor, la droga más dura

“Desde esta perspectiva puede pensarse que no hay hombres dominantes sino mujeres que se dejan dominar”, explica Riso. “El descubrimiento de este análisis es que hay muchas mujeres que sufren de adicción al hombre que tienen. Entonces, si él no es un maltratante pasa desapercibido para los demás pero, de lo contrario, se producirá la agresión. No todas las maltratadas son dependientes, claro, pero es un factor de riesgo”.

Riso ha elaborado este trabajo no sólo de sus estudios académicos, sino también de su experiencia como terapeuta. “Muchas mujeres vienen pidiendo ayuda a mi consulta porque la relación con su pareja les resulta ya torturante, pero no pueden romper con ella. Así que me piden “Doctor, me ayudará usted a desenamorarme, ¿verdad?”. Y no, yo no puedo ayudarles a eso, tendrán que abandonarlo queriéndolo”, afirma.

Las mujeres son más dependientes

El síndrome de dependencia afectiva es, según Riso, lo más parecido a una drogadicción. “No se puede pedir a un heroinómano que deje de gustarle el crack, claro. La cura consistirá en que deje de consumirlo a pesar de que le gusta. Es decir, tendrá que aprender autocontrol”.

Según Riso, tanto hombres como mujeres pueden convertirse en dependientes, pero son las mujeres quienes más tendencia tienen a la dependencia afectiva, mientras ellos prefieren otras adicciones, como la sexual o la alcohólica. Pero ¿cuáles son los ingredientes que alimentan el apego malsano?

Inmadurez emocional, base de la pirámide

Según Riso, la base está en la inmadurez emocional. “Hay personas que son capaces de aguantar una cirugía sin anestesia, o desvincularse fácilmente de la persona que aman porque no les conviene, mientras que a otras hay que obligarlas, sedarlas o empujarlas, porque son de una susceptibilidad que raya el merengue”, escribe en su libro.

Dicha inmadurez se compone de tres factores, que pueden presentarse unidos o no: bajos umbrales para el sufrimiento, producto de una sobreprotección en la niñez, muy común de los padres para sus hijas; baja tolerancia a la frustración, es decir, que la persona en cuestión no es capaz de aceptar que “las cosas no son como le gustaría que fueran” e ilusión de permanencia. Esta última es muy peligrosa porque cuenta con el amaparo social y se refiere a la idea de amor para toda la vida que impide el realismo afectivo y exige amar al otro de manera incondicional.

Las personas que padecen inmadurez emocional tienen a apegarse a determinadas cosas en concreto. A la seguridad, cuando el dependiente cree que no podrá bastarse por sí mismo; a la estabilidad, cuando teme el abandono; a las manifestaciones de afecto, si teme al desamor…. De este modo, temores humanos pueden terminar generando una dependencia y sumisión total cuando se cree haber encontrado la forma de satisfacerlos. Entonces se cae en paradojas perversas, por ejemplo, el miedo a ser despreciado puede conducir a una persona insegura a soportar el desprecio de su pareja.

Autonomía, antídoto del maltrato

Según Riso, la clave para generar inmunidad contra el apego afectivo es la exploración. La espontaneidad, los viajes, los amigos, la curiosidad o el desarrollo del talento son los mejores aliados para conseguir autonomía. En este sentido, aprender a estar solo y disfrutar de la soledad es también una asignatura pendiente en la educación de los individuos.

La experiencia de Riso como terapeuta le ha hecho comprobar cómo sin autonomía, las mujeres están mucho más expuestas al maltrato y, lo es peor, cómo generan un abanico de excusas para defender a sus agresores. “Me quiere pero no se da cuenta”, “Los problemas psicológicos que tienen le impiden amarme”, “Ésa es su manera de amar”, “Se va a separar”, “Hay parejas peores”, “No es tan grave”, “Todavía hacemos el amor”, “Se va a dar cuenta de lo que valgo”, “Mi amor y comprensión lo curarán”…

En fin, por desgracia, el etcétera que sigue a la lista es tan largo que no hay espacio suficiente. Pero lo más grave es el precio de estas excusas que, a menudo, es la muerte de las mujeres que las elaboran. Según Riso, la mejor manera de prevenir el maltrato es ayudar a las mujeres a ser autónomas afectivamente. “Ahora se cree que la independencia económica es sinónimo de libertas. Y no es así. Muchas profesionales de éxito viven sometidas a sus parejas”, dice Riso. “La solución es educar en el desapego, que no implica falta de amor sino independencia, no posesividad y no adicción”.

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